Carro de la Mata. Vino Parcelario.

Donde el mar acaricia la viña

La Parcela

A unos 70 km de nuestra finca, junto al mar, nace Carro De La Mata.

Este vino es hijo de un paisaje único, un regalo de uno de los pocos viñedos prefiloxéricos que aún sobreviven en Europa, plantado a pie franco en un lugar tan especial como frágil: el Parque Natural de Las Lagunas de La Mata, en Torrevieja.

Aquí, en este rincón protegido donde las aves migratorias encuentran refugio y la naturaleza sigue marcando el ritmo, cultivamos Moscatel de Alejandría como un acto de resistencia y belleza.

Bajo la luz brillante del Mediterráneo, entre salinas, arenas silíceas y brisas marinas constantes, cada racimo condensa la esencia de este paisaje, salinidad, rigor y carácter.

El resultado es un vino blanco rico, complejo y profundamente salino, que nos transporta a civilizaciones pasadas como los fenicios, muy ligadas al mar.

Estilo

Un vino blanco con alma de paisaje.

Luminoso, vertical y honesto. No hay maquillaje, solo Moscatel en su forma más pura, expresando lo que solo unos pocos viñedos en el mundo pueden ofrecer.

Elaboración

Vendimia manual en pequeñas cajas de 20 kg, seguida de una estricta selección en mesa. Uvas despalilladas pero no estrujadas que se introducen directamente en tinajas de barro de Juan Padilla. Maceración con las pieles durante 30 días. Posteriormente, las pieles se retiran sin prensado. El mosto yema se devuelve a la tinaja para una crianza adicional de 6 meses bajo un sutil velo de flor que se forma de manera natural.

Notas de cata

Carro De La Mata es puro Mediterráneo: en nariz, intenso pero fino, con notas de flor blanca, fruta de hueso, piel de cítrico, manzanilla de monte y otras hierbas aromáticas.

En boca es una explosión de sabor: entrada vibrante, acidez crujiente, textura tensa, con un fondo salino que alarga el final y deja una huella mineral inolvidable.

Maridaje

Va bien con todo lo que viene del mar y se cocina con alma: mariscos, arroces, encurtidos, cocina japonesa o un buen queso de pasta blanda. O simplemente para abrirlo con calma, cerrar los ojos, y sentir el mar sin moverte de casa.